
Navega entre las distracciones
En estos tiempos en que estamos saturadxs de información y expectativas, a veces unx se pierde. El mar de la recompensa rápida inunda nuestros pulmones, y cuando apenas salimos a flote, esa adicción dopamínica nos trae de vuelta a la dispersión y la confusión de ideas y pensamientos mientras nadamos entre memes, pendientes, anhelos y labores. Habiendo un sin fin de cosas que pueden ocupar nuestra mente, más precisamente a la hora de ponerla a trabajar, me puse a pensar que así como unx disfruta los momentos de entretenimiento, debe disfrutar lo bello de la labor. Vivir el momento. Volverse consciente del presente mientras se trabaja y no hacerlo sólo de manera automática.
Me ha sucedido innumerables veces, por ejemplo cuando tengo que sentarme a escribir, que todo aquello que no tiene nada que ver con lo que quiero expresar, visita mi mente. ¿Habrá que concentrarse en correr esas visiones? Más bien diría yo, habría que habría desconcentrarse de aquello. Mi práctica habitual es cerrar los ojos, hacer un check de mi postura, respirar más lento y tratar de sólo prestar atención a esas tres actividades. Después de unos minutos, noto como he incrementado mi conexión hacia el presente y todo comienza a fluir mejor.

Asertividad y orden. La neutralidad emocional que permite este estado de flujo, me ha ayudado a tomar mejores decisiones y a interactuar de manera más genuina con mis compañeros o clientes. Antes, cuando ajustaba seguros automovilísticos, mi día se llenaba de accidentes por investigar y clientes llamando constantemente para verificar el estado de su caso. Generalmente, el estrés se asomaba, puesto que las investigaciones a veces requerían una cantidad de tiempo o información, que los clientes no estaban completamente dispuestos a brindar, dada la urgencia que tenían de usar su vehículo. Entonces, la capacidad de poder neutralizar respuestas emocionales inadecuadas frente a la frustración me permitió prevalecer a la hora de negociar con ellos, volviéndome capaz de ser objetivo, claro y conciso. Además, a la hora de planear mis investigaciones, el rodearme sólo de información y pensamientos relativos a mis tareas, me permitía visualizar mejor el orden y la importancia de las cosas que tenía que descubrir, y por ende facilitaba mi comprensión de las causas de aquellos accidentes.
Precisión. Al aligerar la mente le doy más espacio a los pensamientos relativos a lo que hago y comienzo a disfrutar. Me gusta, que cuando pongo atención, puedo sentir los olores y las texturas, entonces me inspiro para crear más. Además, tener esta sensación etérea y la conciencia que genera, permite que ejecute tales labores con mejor técnica.
Aprendizaje. Otra tarea que me gustaría traer a la mesa, es la del aprendizaje, que cómo ya sabemos se beneficia de la atención que se le brinde. El hecho de encontrarse inmerso en el presente, en mi experiencia, facilita la evocación de lo experimentado para su recreación futura, favoreciendo la mejora continua de la tarea por aprender o el uso práctico del conocimiento.

Siendo que el mindfulness es una práctica que puede llevarse a cabo en casi cualquier lugar, les hago invitación para que lo prueben y vean también como pueden disfrutar hasta de los pormenores de su trabajo.
Fotos por Hannah Olinger, Tra Nguyen y Mikayla Mallek
Texto por Mauro Olivares