6 puntos para mejorar tu Active Listening

Aunque a veces escuchamos por diversión, siempre que escuchamos lo hacemos para obtener información, entender y aprender algo. Al hablar con nuestrxs clientes, les escuchamos para saber que necesitan y como poder brindarles un mejor servicio. Pero al usar esta habilidad en coversaciones más allá de los negocios, podemos mejorar la calidad de nuestras relaciones, encontrar mejores acuerdos y evadir malentendidos.

En la entrada anterior incluimos el active listening o escucha activa dentro de las 3 E del servicio al cliente, pero hoy profundizaremos en ella dada la importancia que tiene en nuestra comunicación. A continuación encontrarás algunos tips para mejorar la forma en que escuchas.

Distracciones. Hablar con alguien es dedicarle tiempo y poner atención a aquello que se nos dice, es respetar el tiempo de quienes hablan con nosotros. Cuando la otra persona se da cuenta que no te interesa escuchar, va a perder el interés de comunicarse contigo. A nadie le gusta ser rechazado, entonces guarda tu celular y deja de pensar en lo que vas a hacer más tarde. Mira a la persona con la que hablas, mantente presente y pon atención.

Asentimiento. A veces las personas tienden a sentirse inseguros y mostrarse reacios a hablar si no se les afirma que se les escucha o que se entiende la importancia de su mensaje. Evade minimizar o invalidar lo que se te dice arbitrariamente. Puedes validar la comunicación usando tu lenguaje corporal o a través de afirmaciones verbales como »sí, entiendo» o »claro».

Interrupciones. Para poder recibir un mensaje completo, tienes que dejar que te lo entreguen por completo. Concede el tiempo para que la otra persona hable y respeta su turno aunque te opongas a su discurso o quieras comentar algo relativo a la charla.

Empatía. Nuestras emociones pueden meterse en lo que hacemos y todos las controlamos en diferentes niveles. Hay que ponernos en los zapatos de la otra persona y tratar de entender por qué dice lo que dice o por qué te está pidiendo cierta cosa. Hay que dejar de asumir sin conocer, a nadie le gusta sentirse juzgado. Esto aplica también para gente con ideologías diferentes.

Preguntas. Si hay algo que no entiendes, no lo omitas, pregunta. Entre más preguntes, más sabrás, y entre más sepas es más probable que entiendas el mensaje.

Reformulaciones. Después de que la otra persona ha terminado de hablar, va a esperar a recibir un feedback de tu parte para comprobar que la comunicación fue exitosa. Una herramienta para asegurarse de que se ha entendido el mensaje es reformular lo que se nos ha dicho. Esto puede hacerse a través de síntesis parciales, paráfrasis o un listado de conclusiones.

¿Qué opinas? ¿Escuchas activamente con regularidad? Esperamos que estos puntos te ayuden a mejorar la forma en que escuchas a los demás y tomar ventaja de ello. El conocimiento es poder y en definitiva, conocer bien lo que se nos dice nos puede traer nuevas oportunidades.

Texto por Mauro Olivares. Fotos por CoWomen, Les Anderson, Daiga Ellaby y WocinTech.

Las 3 E para un buen servicio al cliente

Nuestrxs clientes son la razón por la que estamos aquí, aunque a veces puede haber problemas en la comunicación, es importante saber solventarlos y poder llegar a buenos acuerdos. A continuación te listamos una serie de ideas para que puedas tener mejores diálogos.

Escucha activa. Una parte fundamental de la comunicación es saber escuchar. Deja las distracciones de lado y pon atención a lo que tu cliente te dice. Busca entender qué es lo que pide, por qué y qué espera al obtenerlo. Una forma fácil de concretar esto, es parafrasear lo que tu cliente te dice como respuesta, para verificar que estén en el mismo canal.

Empatía. Todos percibimos las cosas de forma diferente y podemos sentirnos de diferentes formas frente a un mismo. Si tu cliente está molestx, recuerda que no es algo personal y que puede estar lidiando con alguna otra cosa en su interior. Además de escucharle, ponte en sus zapatos.

Evade decir no. A veces nos piden cosas difíciles, pero siempre hay maneras de solucionar los problemas, muchas veces de forma poco convencional y en algunas otras, las soluciones se vuelven parciales por lineamientos del producto o servicio que ofreces. No tengas miedo de ser flexible, y trata de satisfacer a tu cliente en la medida de lo posible, sin dejar de lado tus valores o principios.

Además de beneficiar la relación con tus clientes, también puedes aplicar esto a tus relaciones interpersonales. Esperamos que estos tips te ayuden a tener interacciones más saludables y benéficas.

Texto por Mauro Olivares, fotos por Linkedin Sales Navigator, Mimi Thian y Chris Liverani.

7 ideas para ayudarte a conseguir tus metas

Para alcanzar el éxito se necesita ser constante pero a veces, diferentes factores pueden mermar nuestra disciplina. A continuación te compartimos una lista de ideas que pueden ayudarte a mantenerte firme cumpliendo tus metas.

Conceptualiza. Primero que nada, debes saber que quieres hacer. Define aquello que quieres hacer, por qué quieres hacerlo, como quieres hacerlo, qué necesitas para hacerlo y cuando quieres hacerlo. Saber bien lo que harás te permitirá actuar con propósito.

Se realista. Sin desestimar tu capacidad, considera en la medida de tus facultades, plazos y metas razonables. Tratar de hacer más de lo que podemos, puede desalentarnos, en especial al no conseguir lo que buscamos.

Divide. Sabiendo qué harás, podrás comenzar a dividir tus acciones. Divide tu camino en las acciones que requieres hacer para alcanzar tu meta y distribúyelas sobre el tiempo. Con base al tiempo que tomen tus actividades, desarrolla rutinas de revisión para medir tu avance. Saber cuánto has avanzado en cuánto al plazo establecido, te ayudará a ver si estás haciendo las cosas bien o necesitas cambiar algo.

Principio de Paretto. Habiendo decidido tu curso de acción, piensa, que acción requerirá el 20% de tu esfuerzo, que te permitirá avanzar el 80% sin problema. Esto te ayudará navegar más suavemente entre tu to-do list.

Prioriza. Si tus actividades se van acumulando, tendrás que decidir aquello que realmente necesitas hacer. Puedes entonces discernir, que tiene que hacerse ya, que es importante y se puede hacer después pero tiene que cumplirse y qué puede desecharse. La matriz de Eisenhower es una buena herramienta para esto.

No rompas la cadena. Si estás a punto de saltarte algún actividad necesaria para tu meta, recuerda cuanto has avanzado, en cuanto tiempo. ¿Realmente quieres volver a empezar? Ver el camino recorrido hará más difícil que abandones tu labor.

Mantén tus ideales cerca. Recordar porque haces lo que haces te dará la fuerza para seguir avanzando. Puedes hacer recordatorios de esto en tus alarmas para despertar, algún adorno en tu entorno o incluso celebrar lo que haces una vez por semana.

Esperamos que esta pequeña lista te sirva de ayuda. Confía en ti y recuerda que sólo tú puedes cumplir tus propias metas, nadie más las hará por ti. ¡Animo!

Texto por Mauro Olivares

Fotos por Scott Graham, Kelly Sikkema y Austin Chan.