Cómo emprender desde el Ikigai

Cuando emprendemos solemos hacerlo basándonos en algo que aprendimos a hacer y que puede monetizarse, pero no siempre esto significa que ello pueda llenar otros aspectos de nuestra vida.

La gente de Okinawa suele hablar de una «razón para levantarse por la mañana» o aquello que nos mantiene vivos y felices de hacer lo que hacemos. Esto es el Ikigai, cuya traducción viene a ser «propósito de vida» y que se usa como herramienta para entender qué es aquello desde lo cual puede erigirse una misión que funja de profesión y para la cual se tiene vocación y pasión. Para encontrarlo, de forma introspectiva se busca algo que cumpla con las siguientes cuatro condiciones:

  • Algo que amemos.
  • Algo que el mundo necesite.
  • Algo en lo que seamos buenos.
  • Algo por lo cual seamos remunerados.

Se busca que se cumplan las cuatro condiciones para que no falte satisfacción, utilidad, riqueza o certeza respecto a lo que se hace. La carencia de alguna de estas condiciones deviene en impedimentos motivacionales para nuestra meta, que si bien, pudiese ser dominada con disciplina, puede dejarnos insatisfechos al no sentir que nuestra labor sea útil, bien remunerada, bien apreciada o con un futuro incierto.

Ésta actividad que cumple los requisitos puede nombrarse a través de un verbo, por ejemplo «deleitar» o «inspirar» que vendría a ser la verdad fundamental que nos da el gusto de la vida y de hacer lo que hacemos. Y a través de ello, en función de las cuatro condiciones comenzar a emprender.

Hay quienes ya emprenden siendo conscientes de estos factores, hay quienes son conscientes parcialmente de ellos y también los hay quienes sólo cumplen algunas de las cuatro condiciones en su labor; sin embargo, si eres parcialmente consciente de estas condiciones, el conocer tu Ikigai te permitirá tomar decisiones más fácilmente y actuar con propósito. Por otro lado, si en tu emprendimiento careces de algunas de las condiciones, y te has encontrado en dificultades que te hacen sentir frustrado o incompleto, buscar tu Ikigai es una buena manera de balancear aquello que haces para vivir y para los demás.

¿Y tú conoces tu Ikigai? Esperamos que este pequeño artículo te ayude a encontrar motivación o nuevos aspectos en tu emprendimiento que le brinden un mejor balance para el futuro.

Texto por Mauro Olivares. Fotos por Content Pixie, Charles Deluvio y Brooke Cagle.

4 ideas para ayudarte a trabajar en un día difícil

No importa si tenemos un trabajo simple, repetitivo o altamente creativo, hay días que se vuelven un poco más difíciles de sobrellevar por causas tan diversas que a veces nos estancamos un poco y el conjunto de pequeños sufrimientos no nos permiten avanzar a través de nuestro día de manera adecuada. Por eso, en esta entrada te traemos algunas ideas que te pueden ayudar a manejar mejor esos días.

Recuerda que todo es temporal. Desde el concepto más vago o profundo que le demos a la temporalidad, podemos asumir que los eventos que nos circundan son pasajeros. Puede que ahora batalles, pero eventualmente, todo volverá a ser regular. Se paciente y acepta el momento, después de todo, ya has superado momentos difíciles anteriormente y vas a poder hacerlo de nuevo.

La perspectiva. Las cosas trabajan en función de otras cosas. Entonces, es preferible tomar lo bueno del obstáculo que se nos presenta. Puede que sea un día malo en función de algo que queríamos lograr, pero, a final de cuentas, es malo porque nosotros decidimos llamarlo de esa manera. De la misma forma, podemos tomar ese día y declararle bueno en función de otra meta: ¿En que te puede beneficiar esta situación?

Analiza y suelta. Detente un momento, toma un respiro y piensa en el motivo de tu malestar. ¿Es realmente tan malo como lo pensaste originalmente? A veces, cosas pequeñas como derramar el café o un malentendido pueden nublarnos la vista, pero, esas cosas no cambian quienes somos ni nuestra habilidad de ejercer nuestras labores.

Carpe Diem. Aunque descansar es bueno para aliviarte y limpiar tu mente, actuar, cuando más apatía se tiene, puede ser altamente poderoso. Hay cosas que pueden solucionarse y cosas sobre las que no tenemos control. Aceptar esta simple verdad, nos ayuda a capitalizar el momento y tomar la responsabilidad de seguir adelante. A final de cuentas, solo nosotrxs mismxs podemos hacernos responsables de nuestra propia felicidad y productividad.

Ten presente que en la dificultad se forja el carácter, y estar fuera de nuestra zona de confort siempre nos ayuda a mejorar nuestras habilidades y crecer. Esperamos que esta reflexión te sea útil en momentos de dificultad y te ayude a salir avante. ¡Ánimo!

Texto por Mauro Olivares. Fotos por Tom Pumford, The Creative Exchange y Bruce Mars.